Esta semana nos esperaba una original visita al Palacio Episcopal de nuestra ciudad que, bajo el título “Un Palacio con inquilinos reales y finos” nos brindó la oportunidad de conocer este enclave cordobés con un distendido y ameno enfoque teatral. Con su privilegiada ubicación frente al muro oeste de la Mezquita-Catedral y, tras la cálida bienvenida de su directora, María José Muñoz, conocimos su poderosa trayectoria histórica. Los vestigios arqueológicos, en parte integrados, hablan de su pasado visigodo, luego fue residencia de emires y califas y, desde 1236, tras la reconquista cristiana, es la morada de los obispos cordobeses.
De la mano de la reina Doña Berenguela y también del Obispo Mardones, que nos explicaron su vinculación con el Palacio y su trabajo por la ciudad, nos sumergimos en algunas de las estancias más estratégicas y encantadoras del noble edificio, tan importante y a la vez tan desconocido para los propios cordobeses. Tambien alberga el Museo Diocesano, en proceso de reforma y acondicionamiento. Así, nos detuvimos en la decoración de su magnífica escalera barroca, la figura de Juan de Austria como mecenas de la cultura y del arte en el s. XVI, la capilla de nuestra señora del Pilar y sus claves y valor artístico, para terminar en la sala de las bovedillas, recientemente restaurada, donde la Reina doña Berenguela hizo acto de presencia para explicarnos su significado e interpretaciones, agradecernos la visita y darnos una despedida “de altura”.